Desregulación, Destrucción y Democracia

Desregulación, Destrucción y Democracia

"La primera "D" es por la desregulación, en el sentido de la desregulación climática, por supuesto. Esto es algo que toda economía enfrenta hoy. El giro hacia una industria baja en carbono requerirá US$50 mil millones en inversión para "regular" procesos altamente contaminantes", señala de Maack.

(29/Oct/2019 – web) por Igor de Maack, gestor de fondos de DNCA, filial de Natixis IM – Londres.- Bill Gates solía decir que las personas «siempre sobreestiman el cambio que ocurrirá en los próximos dos años y subestiman el que ocurrirá en los próximos diez».

Si bien todo mundo está obsesionado con el tema del Brexit y el acuerdo entre China y EEUU, tal vez deberíamos concentrarnos en la próxima década (y no en los próximos seis meses) y analizar los cambios de gran alcance que darán forma a nuestras decisiones de gestión. Llamaremos a estos cambios la «3D».

La primera «D» es por la desregulación, en el sentido de la desregulación climática, por supuesto. Esto es algo que toda economía enfrenta hoy. El giro hacia una industria baja en carbono requerirá US$50 mil millones en inversión para «regular» procesos altamente contaminantes. El costo de los bienes y servicios aumentará. Las medidas para incrementar la seguridad de los alimentos serán más estrictas para prevenir pandemias (por ejemplo, la influenza porcina en Asia). Esto es más que una consigna política; es una necesidad económica para las empresas y los consumidores. Esta descarbonización podría terminar desencadenando la inflación que los bancos centrales batallan tanto en generar.

La segunda «D» significa destrucción… la destrucción de un tipo particular de ambiente laboral. La última película de Ken Loach («Sorry We Missed You») ofrece una narrativa conmovedora de esto, en un drama familiar sobre la «uberización» de las condiciones de trabajo del personal que trabaja por su cuenta como repartidor. El capitalismo digital trae consigo una nueva forma de esclavitud mediante la cual los seres humanos no están sujetos directamente a otros seres humanos más que por un algoritmo, aplicación o programa de software. Las empresas enfrentarán una volatilidad cada vez más significativa en su fuerza laboral y se verán tentadas a reemplazar a todo su staff con máquinas (por ejemplo, con el cierre de sucursales bancarias locales) y, como resultado, correrán el riesgo de ser boicoteadas por consumidores que probablemente serán más «humanistas». Los reguladores se verán incentivados a romper los monopolios online (Amazon, Uber, etc.) para mantener la armonía en el mundo laboral.

La tercera y última «D» es la más importante y la más amenazada. Esta «D» es de democracia. En todos los continentes, las poblaciones que han sido maltratadas por la globalización rugen como leones hambrientos. Bolivia, Chile, Líbano, Hong Kong, Cataluña, Francia… son los países cuyos gobiernos están siendo asediados para sanar las heridas de los más vulnerables y desfavorecidos o para ofrecer una pequeña medida de libertad adicional a personas cada vez más limitadas, y la lista crece cada mes.

Es probable que estas «3D» forjen el mundo del mañana, sus sistemas económicos y sus organizaciones políticas. Los mercados financieros estarán muy sensibles a esto, si es que aún no lo están. Por tanto, las inversiones deben adaptarse en consecuencia.

Vía CarralSierra

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